El enfrentamiento entre Monoístas y Summistas estalla con furia en el cuarto episodio de Edge of Eternities. Las convicciones se quiebran, los destinos se cruzan y la línea entre el fanatismo y la esperanza se vuelve más delgada que nunca. En medio del caos, dos protagonistas se enfrentan cuerpo a cuerpo: Haliya, escudera de la luz, y Alpharael, un fanático arrepentido con sed de redención. Lo que comienza como una invasión suicida termina en un inesperado despertar.
La guerra en Edge of Eternities alcanza su punto de ebullición. En el corazón de la majestuosa nave Dawnsire, Summistas y Monoístas se enfrentan por el control del futuro, por creencias contradictorias… y por su propia supervivencia.
El Asalto: Una Misión Sin Retorno
Alpharael, tras aceptar que su misión es una sentencia de muerte, comparte el viaje con otros fanáticos del culto Monoísta. Aunque todos abrazan la idea de morir por su causa, él ya ha comenzado a cuestionarla. En cuanto su inevitor se estrella contra la Dawnsire, se activa el cherezad, congelando temporalmente el impacto y otorgando al escuadrón diez minutos para causar el mayor daño posible.
Avanzan por los pasillos de la nave, derrotando fácilmente a los soldados Summistas aislados. Al llegar a la basílica central, el grupo se divide: unos avanzan hacia el puente, otros se quedan a sembrar caos. Alpharael intenta avanzar… pero es emboscado y herido.
Encuentro Fatídico: Haliya Vs. Alpharael
Haliya, acompañada de su caballero Syr Vondam, se lanza al contraataque. Tras caer en un tanque de agua y escapar por poco, se encuentra cara a cara con Alpharael. En una lucha brutal y desesperada, ella logra perforar su armadura justo antes de que su caballero llegue para asistirla. Sin embargo, la batalla no ha terminado: un segundo Monoísta embiste a Syr Vondam.
Haliya, aún aturdida, impide que Alpharael ayude a su aliado, aferrándose a su pierna a pesar de las patadas. Syr Vondam vence a su oponente, pero al soltar la presa, Alpharael se libera y comete lo impensable: lanza su sekhar, una perla de singularidad, directamente al rostro del caballero.
La micro singularidad atraviesa el casco de Syr Vondam. La muerte parece inevitable.
Un Grito De Vida
Alpharael, temblando, es confrontado por el capitán Slats. El Astelli no lo ejecuta. En cambio, lo absuelve. Para Slats, ese acto de traición al dogma representa una conversión auténtica: “Te sentencio a vivir”.
Liberado, Alpharael recibe instrucciones para escapar. Con solo tres minutos antes de que el cherezad expire, corre hacia su última oportunidad de sobrevivir… como un hombre libre.
¿Milagro O Destino?
Mientras tanto, Haliya llora la pérdida de Syr Vondam. Pero al llegar a su lado, descubre lo imposible: está vivo. La perla negra lo atravesó… pero de forma tan precisa que no dañó ningún órgano vital. El milagro es tan perfecto que sólo la luz misma podría haberlo predicho.
Slats confirma la profecía: Syr Vondam debía caer… pero no morir.
Con el enemigo derrotado, el capitán ordena una represalia directa al monasterio Monoísta.
