Tras escapar por poco de Sigma’s Reach, Sami y Tan aterrizan en una versión fracturada de Kavaron llevando consigo un artefacto desconocido. En el quinto episodio de Edge of Eternities, la ruta atraviesa un anillo letal de escombros, una fricción con la patrulla local y la decisión inesperada de rescatar a alguien en riesgo. La aventura toma un giro cuando descubren que toda esperanza puede estar en las grietas de un planeta roto.
Amanecer En Medio Del Caos Orbital
La Seriema, pilotada por Tan y Sami, atraviesa el anillo Mordraine, una barrera de escombros planetarios imposibles de predecir incluso con supercomputadoras. Una roca gigante pasa a solo dos kilómetros de distancia, ignorando leyes de la física humana. Este pasaje peligroso remueve el miedo: la nave sobreviene al caos, pero Tan demuestra que vivo es quien domina ese entorno.

Entrada A “Kavaron”
El objetivo es un planeta partido en dos. La mitad rota, Kavaron, flota llena de escombros en constante implosión, sostenida por un sistema láser defensivo. Las nubes tóxicas, rayos eléctricos y meteoros hacen del lugar un infierno geológico. Allí existe el único refugio: los restos de una cápsula de estasis para el artefacto que Sami lleva desde Sigma’s Reach.
Intercepción Inesperada
Tras divisar otra nave, la tripulación detecta una Hopelight —caza de la Free Company— llegando estrepitosamente hacia su antiguo depósito. La patrulla local, los KMN (Kavaron Memorial Navy), la derriban por considerarla “wake crime” —una infracción por perturbar el anillo —, dejándola caer como una nueva emergencia.

El Rescate Que Complica Todo
Sami decide que no pueden dejar al piloto allí: abre la cápsula y encuentra sorprendentemente a Alpharael, el Monoísta de episodios anteriores. En lugar de dejarlo morir, Sami y Tan deciden rescatarlo. Pero al hacerlo, desatan una crisis: los KMN sospechan de saqueo y los acosan. Sami logra convencerlos de que su misión es diplomática… y usan la situación para negociar transporte a la ciudad de Taro‑duend.
Misterios En La Estasis
Mientras tanto, colocan a Alpharael en la cápsula junto a un segundo artefacto—la singularidad bead (¿el misterioso objeto del Metalman?)—y se enfrentan a la tensión de guardar dos fuentes de poder incompatible en una misma retorta. En ese momento, Alpharael se desliza en levitación, perturbado… o transformado por lo que yace dentro.