Kellan y Akul compiten en la quinta parte de Outlaws of Thunder Junction. Kellan ingresa a la arena estilo gladiador, mientras Vraska, Oko y Annie asisten, mientras los espectadores están llenos de miembros de la pandilla Hellspurs.
La multitud se vuelve loca cuando Akul anuncia que el duelo sería una lucha a muerte. Kellan aprovecha la ocasión para escanear la multitud en busca de Oko, a quien ve jugueteando con su disfraz, aparentemente indiferente al peligro que enfrenta su hijo.
Kellan logra olvidar sus emociones y enfocarse en evitar los ataques masivos del Dragón. Se da cuenta rápidamente de que lo superan en tamaño y fuerza, y su única ventaja es la velocidad. Kellan intenta desgastar al líder de la pandilla, pero Akul prepara una carga de relámpagos que no puede esquivar fácilmente.
No obstante, Kellan logra colocar temporalmente al Dragón en trance utilizando magia previamente enderezada antes de que Akul pueda disparar la explosión. Kellan conjura un lazo rápidamente y lo coloca alrededor del cuello de Akul, tratando de estrangularlo. La resolución de Kellan se debilita y su control se rompe cuando el poderoso Dragón comienza a perder el conocimiento. Al liberarse, Akul lanza a Kellan contra una roca, donde permanecía inmóvil. Un rayo golpea el cuello de Akul mientras prepara su último golpe. Se vuelve y encuentra a Ral y un ejército de mercenarios de la Sterling Company en la cima de la cresta, lo que lo hace enfurecer.
Cuando los Hellspurs se enfrentan a la Sterling Company, surge el infierno, y Oko aprovecha la ocasión para convocar a Tinybones, quien utiliza una llave para liberar a sí mismo y a la pandilla. En medio del caos, Kellan busca a Oko y es testigo de la fuga del embaucador. Se da cuenta de que Oko tenía un plan desde el principio y no estaba involucrado en él. Oko llama a Kellan y le dice que el medallón de Akul se cayó durante el duelo, diciéndole que lo arroje. Kellan lo hace, pero una explosión lo derriba del aire antes de que pueda escapar, y un mercenario de la Sterling Company deja inconsciente al joven hada, lo que obliga a Oko a dejarlo atrás.
Annie expresa su incomodidad por dejar atrás a Kellan mientras Oko y el resto de la pandilla escapan, pero Oko le dice que regresar sería la muerte o la detención para todos ellos. Luego le dice que regresará por su hijo una vez que obtengan el tesoro de la bóveda.
Kellan se da cuenta de que solo está en la parte trasera de un vagón de transporte de prisioneros, alejado de la batalla en curso, después de recuperarse. Kellan escucha un rayo mientras atiende sus heridas y se enfurruña pensando que su padre lo dejó atrás. Luego, las puertas del carruaje se abren de golpe. Raal se acerca a Kellan y le dice que está libre, pero que le agradece su ayuda. Ral afirma que tiene la intención de llegar a la bóveda del tesoro antes que Oko o Akul y sellar la magia que contiene en otro plano. Kellan acepta ayudar a Ral mientras siente la traición en su mente.