Kruphix.

Kruphix es el dios de los horizontes y el tiempo. Está asociado con mana azul y verde.

Descripción

Kruphix es el mayor de los dioses junto con Klothys. El dios enigmático tiene dominio sobre lo potencial, lo distante y lo invisible. Por tanto, se le ve como un oráculo de sueños. También gobierna la navegación, el misterio y los ciclos del tiempo y es el guardián de los misterios que nadie más debe aprender.

El solitario Kruphix habla raras veces y cuenta con pocos fieles. A menudo no toma una forma real, sino que aparece solo como un espacio lleno de Nyx en el cielo. El templo de Kruphix está construido sobre una catarata en el límite del mundo. Su oráculo principal es una mujer llamada Kydele.

Cuando Xenagos ascendió, Kruphix anunció el “Silencio” donde los dioses se vieron obligados a no interferir temporalmente en los asuntos de los mortales hasta que pudieran arreglar el lío en Nyx. Él y su oráculo observaron desde su templo como Elspeth y Ajani derrotaban a Xenagos y posteriormente fue traicionada y asesinada por su patrón Heliod. Discute con ella el mayor secreto de Theros: los dioses de Theros surgieron de una creencia mortal que tomó forma dentro del tejido de Nyx. Incluso él, como el más antiguo, no es anterior a la creencia mortal. Vio a los otros dioses emerger lentamente en base a dominios específicos como la muerte, el sol, el mar, el bosque y la fragua. A esto le siguieron los dioses en dominios más abstractos como la guerra, el engaño, la perspicacia, el amor y más.

También compartió que aunque los dominios permanecen, los propios dioses cambian. Un ejemplo fue que Heliod no siempre fue el dios del sol. Sin embargo, cuando ocupó su lugar en el cielo, a los pocos años de la percepción mortal, siempre había sido el dios del sol. El propio Krúfix no conoce la razón de su existencia, pero tampoco desea saberlo.

Debido a los eventos de la ascensión y caída de Xenagos, Kruphix se encuentra en un enigma. Aunque el dios más antiguo tenía conocimiento de los planeswalkers desde tiempos antiguos, estaba preocupado por lo que había visto en las mentes de aquellos que habían llegado recientemente a Theros: Elspeth, Ajani y Kiora. Krúfix confiesa que no le preocupa la ascensión de Xenagos, ya que con el tiempo los mortales del mundo decidirán que el sátiro siempre había sido el dios del deleite.

En sus propias palabras, está preocupado por lo que temen los otros planeswalkers.

Kiora había venido de un mundo devorado por los Eldrazi, dioses que dejan mundos enteros como páramos baldíos a su paso. Ajani Melena Dorada se había enfrentado al legendario planeswalker dragón Nicol Bolas, un ser aún más insondablemente antiguo que el propio Kruphix y cuyas tramas abarcan mundos y siglos en su búsqueda de poder. Elspeth Tirel apenas escapó del Mirrodin caído, ahora New Phyrexia, un mundo de piel desollada y metal retorcido, gobernado por seres monstruosos y viciosos que se autodenominan dioses. Ahora es una afrenta a la naturaleza, una oscura parodia de la vida que corrompe todo lo que toca y toca todo en el tiempo y ya había viajado con éxito a través de mundos.

Kruphix teme que si alguno de ellos pone sus ojos en Theros, su mundo está completamente condenado.